“Nos acompañan la convicción más profunda de
que las ideas pueden más que las armas por sofisticadas y poderosas que estas
sean”
Comandante
Fidel Castro Ruz.
El propósito del capitalismo
y la burguesía ha sido la de crear e instalar una sola forma de ver, analizar y
entender el mundo; sin embargo, ese propósito ha sido insostenible por la lucha
de los pueblos que se han resistido a la explotación, la opresión, represión y
dominación.
Queremos poner en
contexto el poder de la ideología en la mente de cada persona, de cómo se
produce y reproduce.
Desde la concepción
del materialismo histórico, se define lo que se ha entendido como ideología con
el correr del tiempo, y de quien ha emanado esa constitución de ideas y
pensamientos, que somete a muchos al dominio de unos pocos. Esto se resume así:
“Pensando como
burgués, viviendo como proletario”.
El conjunto de ideas
y/o formas de pensar no derivan de una condición natural de la vida, sino de
una construcción objetiva que se hace subjetiva en el pensamiento del ser
humano a base de manipulación, utilizando los diversos componentes de la
superestructura como: la educación, la religión, el arte, cultura, el derecho (las leyes), las
costumbres, tradiciones, hábitos, medios de comunicación, el Estado y las
diversas instituciones que lo forman, entre otras. Todas ellas son parte importante
e integrante de la superestructura (que debe entenderse como el aparato ideológico
del sistema capitalista) juegan un papel importante y determinante en la
concepción del mundo que tenemos todos en nuestra cabeza.
Nada surge por
casualidad, principalmente el conjunto de ideas existentes en el cerebro
humano. La conciencia en sí determina una realidad social, política, cultural y
económica existente que cuando el ser humano alcanza un mayor nivel de
conciencia política y hace esfuerzos de lucha por transformarla porque afecta
sus derechos y su existencia, entonces sale de ese condicionado nivel de
conciencia en sí, para convertirla en conciencia para sí.
Es importante
destacar que cuando el pueblo alcanza un nivel de conciencia para sí, eleva su
nivel de lucha; de ahí que a lo largo de la historia se hayan desatado luchas
sociales revolucionarias que ha costado mucha sangre y sufrimiento como
consecuencia de la insostenibilidad de la ideología burguesa, en contraste con
la realidad calamitosa a la que somete el sistema capitalista neoliberal al
obrero, empleado, campesino y trabajador que explota, margina y excluye.
Carlos Marx
(1818-1883) estableció dos clases sociales:
Ø La
burguesía: dueña y poseedora de los medios de producción.
Ø El
proletariado: dueña de su fuerza de trabajo, (que pone a disposición del
burgués para obtener un salario).
Las
clases sociales siempre han sido antagónicas (contrarias) por las injusticias y
desigualdades que a lo largo de la historia han provocado las relaciones de
producción desde la esclavitud, feudalismo y capitalista.
Al
aparecer las clases sociales también surgió el Estado, el derecho y el ejército,
tres componentes que nacieron como instrumentos de dominación, represión y
opresión, para resguardo y protección de los intereses de la clase dominante
(esclavistas, señores feudales y burgueses)
En
el capitalismo las relaciones de producción entre ambas clases son de profunda
desigualdad (la riqueza que se produce socialmente, se privatiza e
individualiza porque pasa a manos del dueño de las empresas). Y al trabajador
solo le queda un salario injusto que no compensa ni el tiempo, ni la energía
invertida para la producción de una mercancía, bien o servicio.
Para
poder identificar a que clase social pertenece un ser humano, basta identificar
la posición que ocupa en esa relación de producción. Por tanto no resulta difícil,
ni tampoco imposible ubicarse. Vendo mi fuerza de trabajo, soy proletario. Soy
dueño de los medios de producción (empresa, fabrica, finca, etc) soy burgués.
La
realidad demuestra que el entendimiento no ocurre automáticamente, si así
ocurriera hace tiempo el capitalismo habría dejado de existir y se tendría
resuelta la lucha de clases de un sistema económico, social, cultural y político
injusto y voraz.
Pero…
¿Qué hace que no se asimile la
condición de clase y nos apropiemos de ella? La pregunta es necesaria por el tema que se
aborda, porque en lo cotidiano, aun reconociéndose proletario por la condición
de clase a que se pertenece, no dejan de adoptarse actitudes burguesas como resultado
lógico de la influencia que hemos tenido y se sigue teniendo la ideología de la
clase dominante.
Parafraseando
a Mao Tse Tung. “El peor
enemigo de la revolución es el burgués que muchos revolucionarios llevan adentro”.
Paulo
Freire (1921-1997) planteó: “Por otro lado existe, en cierto momento de la
experiencia existencial de los oprimidos/as una atracción irresistible por el
opresor. Por su patrón de vida. Participar de estos patrones constituye una
aspiración incontenible. En su enajenación quieren a toda costa parecerse al
opresor, imitarlo, seguirlo. Esto se verifica sobre todo en los oprimidos y
oprimidas de los estratos medios, cuyo anhelo es llegar a ser iguales al hombre
ilustre de la denominada clase opresora”.
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