Fundador del Movimiento Indígena Túpac Katari en 1978 quien les introdujo a las comunidades aimara. Es la época en la que supo del dirigente cocalero Evo Morales.
Ha sido uno de los miembros más activos del Gobierno de Morales, en concordancia con su corriente ideológica, el llamado marxismo comunal, y como principal teórico gubernamental, ha delineado gran parte de la estrategia política del gobierno boliviano.
Contexto político:
Después de dos tensas jornadas de recuento, ante el igualado resultado, según el recuento oficial del Tribunal Supremo Electoral (TSE), finalmente el "No" se impuso en el referendo celebrado el pasado domingo 21 de febrero del 2016. Con el 99,7% de los votos escrutados el "No" obtenía el 51,3% frente al 48,7% que lograba el "Sí". A raíz de esta derrota electoral, García Linera analiza las causas que llevaron a estos resultados. Entre otras causas se refiere al poder de las redes sociales, que adjuntamos íntegramente.
Las redes: nuevos escenarios de lucha
Recientemente estuve en San Pedro de Curahuara, un municipio alejado, cercano a la frontera con Chile. Los mallkus y mama t´allas nos recibieron con cariño y bien organizados; habían decidido en su asamblea los temas a tratar y los oradores. Pero también vinieron a recibirme los jóvenes del colegio. Todos los estudiantes de la promoción tenían un smartphone similar al mío, y si bien no habían participado de la asamblea comunal, se habían enterado por teléfono o WhatsApp que estábamos llegando al municipio. Aquello que vi en Curahuara se repite en toda Bolivia. El internet y las redes han abierto un nuevo soporte material de comunicación, tan importante como lo fueron otros soportes materiales de comunicación en el pasado: la imprenta en el siglo XVIII, la radio a principios del siglo XX, la televisión a mediados del siglo XX. Se trata de medios de comunicación cada vez más universales, que han llegado para quedarse y que no solo modifican la construcción cultural y educativa de las sociedades, sino la forma de hacer política y de luchar por el sentido común.
La masificación y novedad de este nuevo soporte material de comunicación ha generado una sobreexcitación comunicacional que ha sido bien aprovechada por las fuerzas políticas de derecha, que dispusieron recursos y especialistas cibernéticos al servicio de una guerra sucia como nunca antes había sucedido en nuestra democracia y que ha vertido toda la lacra social en el espacio de la opinión pública.
Está claro que las redes no son culpables de la guerra sucia; es la derecha, que no tuvo escrúpulo alguno para esa guerra sucia unilateral, la que apabulló el medio. Y que, además, logró crear una articulación en tiempo real entre medios de comunicación tradicionales (periódico, televisión y radio), con redes sociales, de tal manera que una información o denuncia —por ejemplo, vertida en la radio— instantáneamente contaba con un pequeño ejército de activistas profesionales para replicarla, ampliarla y convertirla en memes, llegando así a miles de seguidores que, antes del noticiero de la noche o el periódico de la mañana, ya se habían enterado de ella y estaban buscando mayor información. Del mismo modo, una falsedad creada a partir de las redes podía encontrar de manera planificada su correlato escrito al día siguiente, alargando así la vida social de una “noticia” que, de otra forma, se hubiera diluido en la existencia efímera propia de las redes sociales. Nosotros atinamos a una defensa artesanal en un escenario de gran industria comunicacional. Al final, esto también contribuyó a la derrota. A futuro, está claro que los movimientos sociales y el partido de gobierno deben incorporar en sus repertorios de movilización a las redes sociales como un escenario privilegiado de la disputa por la conducción del sentido común. Hay que democratizar más aún el acceso popular a este soporte material de comunicación, lo que permitirá quitar el monopolio actual de la conducción del debate de las redes a la clase media tradicional que, a lo largo de esta década revolucionaria, siempre ha tenido una actitud conservadora y, ahora, aparece como la constructora de la opinión pública en las redes sociales.
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