El paro general se lleva a cabo para oponerse a la reforma jubilatoria promovida por el presidente brasileño.
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, vive este viernes la primera huelga general de su gobierno convocada por sindicatos, colectivos y diversos movimientos sociales para enfrentar la reforma jubilatoria que impulsa el Ejecutivo y que pretende restringir el acceso a las jubilaciones.
Los sindicatos consideran la reforma que propone Bolsonaro, quien inició su gestión en enero pasado, como una destrucción del sistema de pensiones para su privatización y su impacto se potencia al conjugarse con la reforma laboral aprobada por el Gobierno de Michel Temer.
"La huelga está en boca de todos y preocupando a los empresarios", declaró el presidente de la Central Única de los Trabajadores (CUT), Vagner Freitas.
Desde el primero de mayo pasado fue convocado el paro general para combatir la reforma jubilatoria, que se encuentra en estudio dentro del Congreso y que el mandatario Bolsonaro espera sea aprobada durante este año.
Con esta iniciativa, la administración de Bolsonaro pretende establecer por primera vez una edad mínima de jubilación (65 años para los hombres y 62 años para las mujeres) y aumenta el número de años cotizados para recibir la pensión completa.
La CUT, la principal central laboral, espera que los sindicatos del transporte público se sumen en su totalidad este viernes a la paralización prevista, pese a que la justicia brasileña ordenó el funcionamiento del servicio del metro y los trenes en la ciudad de Sao Paulo, el principal polo industrial del país suramericano.
"Es esencial que ellos (los transportistas) paren porque, si ellos no adhieren, la impresión es que no hubo paralización. Son categorías expresivas de demostración de poder de los trabajadores", dijo por su parte el secretario general de Força Sindical, Joao Carlos Gonçalves.
La huelga general ocurre el día de la inauguración de la Copa América que se extenderá hasta el 7 de julio próximo y se desarrollará en varias ciudades brasileñas.
La paralización podría afectar la movilidad de los aficionados al estadio Morumbí de Sao Paulo, donde esta noche se desarrollará el partido entre las selecciones de futbol de Brasil y Bolivia, que abre la competencia regional.
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